JHS
El día
treinta de junio de 1931, un niño y una niña, de ocho y diez años
respectivamente hijos de una familia que vive en un caserío situado
junto al campo titulado ANDUAGA en Ezquioga, y en el que hay una taberna dieron en decir que al bajar del monte hacia su casa vieron a la Virgen Santísima en forma de Dolorosa, hacia la caída
de la noche.
Lo mismo
dijeron respecto de días sucesivos en que a la misma hora fueron al monte Hecha pública la noticia
comenzó a acudir gente a dicho campo en
número cada vez
más creciente y en
tal número, que el día 18 de julio
se reunirían en la campa -estaba presente, el que suscribe, aunque de manera
oculta- más de cincuenta mil personas. El día del Carmen o sea dos días antes,
había habido también un gran contingente que no bajaría de veinte mil personas.
Ya desde
los primeros días empezaron a aparecer otras personas que decían ver también a
la Sma. Virgen y recibir confidencias de ella y anuncios, de cosas que habría
de ocurrir relacionadas con la actual situación de España, con los castigos que
vendrían, triunfos etc. Desde el principió dieron en anunciar para fecha
próxima lo que llamaban “ el gran milagro”.
Entre estos supuestos videntes y
anunciadores del milagro, se destacó desde el principio D. Francisco Goicoechea
(llamado vulgarmente Pachi) de Atáun, el cual al tener lo que él decía la visión,
quedaba en estado completamente
cataléptico.
Pachi anunció diversas
veces y
para diversas épocas, confesando su engaño, "el milagro“ que según él, habría
de consistir en la aparición de la Sma. Virgen de un modo visible a todos y a
una con ella San Miguel que explicaría
la causa de las apariciones. Los días de mayor concurso de gente coinciden con
aquellos para los que se había hecho creer que la Virgen había de hacer en
ellos algo extraordinario.
Está documentalmente probado que Pachi
ha mentido en sus predicciones respecto del día del “gran milagro” Está
documentalmente probado por la declaración de varios testigos que le predijo de
una manera cierta para el día 26 de diciembre de 1931 en que nada ocurrió. Es
de notar que Pachi decía que LA VIRGEN LE HABÍA MANIFESTADO EN SU VISIÓN que
sería ese día…
Al ser interrogado por el comisionado
del Obispado dicho día 26 de diciembre confeso su engaño y suscribió bajo su
firma y juramento que el día que la Virgen había anunciado el gran Milagro era
el 26 de enero, en que nada tampoco ocurrió, En su declaración prestada este
día confeso -una vez más- su engaño
y dijo que seria, el 26 de marzo, día de Sábado
Santo, en que igualmente nada ocurrió.
El mismo Pachi -el más destacado, de los
videntes- reveló ser un iluso o algo peor, al decir en el mes de julio de 1931,
al que suscribe, que sabia el nombre de
la persona a quien la Virgen favorecería con el primer milagro porque Ella se
lo había dicho; prometerle -según se lo había rogado- que escribiría el nombre
de esta persona en un pliego que se guardaría cerrado bajo dos llaves para
tener el día del milagro -que el anunciaba para fecha próxima- la certeza de la
profecía y su cumplimiento y negarse después, dando a entender al que suscribe
y a su confidente el Pbro. D. Francisco Aguirre de Irún, que
había atribuido a la Virgen algo que no era cierto.
Este mismo Pachi fue a dar cuenta de
sus cosas al Sr. 0bispo de Santander acompañado del referido D. Francisco y al
preguntarle por qué había ido al de Santander en vez de a su propio Obispo, el
de Vitoria, que estaba más cerca y era el más indicado (estaba entonces en
Anglet) dijo que: “la Virgen la había dicho que no fuera al de Vitoria porque
tenía que pasar la frontera”
La impresión que causa este
hombre es de uno que no es normal. Su párroco no está tampoco satisfecho de su conducta. Recibe dinero, según voz corriente.
Es pobre y vive sin trabajar y hace frecuentes
viajes.
Después de Pachi la que más ha llamado
la atención por sus supuestas visiones, ha sido Ramona Olazábal, joven de unos diecisiete
años, de Beizama.
Dice haber visto a la Virgen
muchísimas veces. El hecho más destacado
de esta supuesta vidente es el ocurrido el 15 de octubre de 1931.
Ante una gran multitud -como de unas
catorce mil personas- atraída, como siempre por el anuncio para aquel día, de
algo extraordinario, apareció al anochecer con un rosario colgado del cinturón y unas heridas en las manos, dos en
su izquierda y una en su derecha en forma extendida y poco profunda.
Hizo creer a los
presentes que la Virgen le había impuesto en el acto el Rosario y le había
producido aquellas llagas.
El que suscribe se personó al día
siguiente en Ezquioga, para cerciorarse de si había elementos de juicio para
poder aconsejar al Sr. Obispo, ausente en Lappuie, la incoacion de un proceso
ante el primer hecho, externo y tangible, que se ofrecía en Ezquioga, cuya
sobrenaturalidad se afirmaba.
Comenzó por enterarse de los antecedentes
de Ramona. Fueron del todo desfavorables
Fue expulsada del servicio de la casa del Marqués de Velasco porque una noche,
somnámbula, fue al cuarto de la señora de la casa con unas tijeras pretendiendo
cortarle el pelo… Estaba hospedada en Zumárraga, después en casa de su primo el
Sacerdote D. Juan Bta. Otaegui y por obligarla éste a que se retirara a casa a
buenas horas y dejara la compañía de
muchachos a altas horas de la noche -precisamente en los días que decía
que tenía las visiones- dejó la casa de
dicho sacerdote. El mismo tiene dado testimonio escrito de que ha sido
cogida en mentiras y de que el propio cura
de Beizama notaba en ella algo anormal sobre todo en su mirada. En la declaración que prestó
ante el Vicario que
suscribe el día 16 de octubre incurrió en manifiestas contradicciones y
mentiras, y además explicó el modo como
le fueron producidas las llagas de una manera que quedaba desmentida con la
forma misma de las llagas. A la vista estaba que habían sido causadas por un
instrumento cortante como una hoja de afeitar y ella afirmaba que la Virgen se
las habia hecho pinchándole, con un golpe, con una espadita muy fina. Una
persona prestigiosa, que vino acompañada de su cura, dio testimonio al que
suscribe de haber visto en el lugar en que Ramona alzó las manos heridas y
ensangrentadas y momentos después de ello, una hoja dé afeitar. Otra dio testimonio de que un
hombre que estaba junto a Ramona buscaba algo en el suelo… Otra, que iba junto
a Ramona, dijo "mentira” en el acto que esta lavaba las manos ensangrentadas,
y se fundaba para ello en que momentos
antes no las tenía a la vista. El médico forense de Tolosa y el Dr Ciáurriz, mandados por el que suscribe, el
mismo día de las diligencias, dieron testimonio escrito después de examinar las
heridas de "que no ofrecían ninguna particularidad extraordinaria… que
estaban producidas por un instrumento cortante que muy bien podía ser una hoja
de las corrientes, en las maquinas de afeitar; que pudieron muy fácilmente ser
producidas y ejecutadas por la misma mano....y que descartaban la existencia,
en este caso de un hecho sobrenatural”. Invitada Ramona a que en días sucesivos
se presentara al Dr. Ciáurriz para que este observara si el proceso curativo era
normal prometió de momento acudir, pero no lo hizo ni un solo día. Las heridas
se curaron.
Ramona había advertido a la Sra. de D. Julio Lecue que llevara pañuelo
grande ese día. Y efectivamente después de que alzó las manos ensangrentadas la
Sra. de Lecue -persona que aparecía siempre al lado dé Ramona- empapó el pañuelo en sangre y otras personas
hicieron lo mismo.
Ramona había escrito unos días antes a
su primo Juan Bta. Otaegui que la Virgen le impondría dicho día quince,
probablemente, un rosario. El que suscribe dio encargo que dos señoras
examinaran diligentemente a Ramona antes de ir al campo y no la perdieran de
vista y fueran siempre junto a ella.
Según testimonio de ellas -Dolores Ayestarán y María Ozores- no pudieron
inspeccionarla por la intervención de D. Julio Lecue quien también les prohibió
ir inmediatamente junto a ella. Ramona quiso que a su lado fuera la supuesta
vidente Josefa Lasa. Apareció de hecho al subir al tablado Ramona con un rosario
colgado del cinturón. Era un rosario corriente -algunos decían a Ramona que era
el mismo que le habían visto otras veces
y ella decía que era parecido- que muy bien pudo tenerlo colgado ocultamente
en la parte de la espalda y dejarlo a la vista en la parte delantera con sólo
un ligero movimiento del cinturón que era corredizo. Es de notar, que sobre el
vestido llevaba Ramona una chaqueta de punto que bajaba bastante de la cintura.
Además Ramona y Josefa Lasa estaban en contradicción respecto del lugar el que
decían que la Virgen impuso el Rosario
Por
todo esto el que suscribe, ante la importancia que a tal hecho se había dado sin
fundamento alguna, se creyó en el deber de publicar al día siguiente en la
prensa una nota diciendo que, de las diligencias practicadas, no resultaba
probado indicio alguno de intervención sobrenatural y sí haber motivos
suficientes para poder atribuir ambos hechos a causas puramente naturales.
Desde entonces decreció notabilisímamente
la concurrencia a
Ezquioga. Da. Carmen Medina dio testimonio al que suscribe el día 3 de febrero último
de que dicha Ramona le había robado unas medallas en su misma casa, que
reconoció que la había engañado al decirle que la Virgen le había revelado en
visión que se las había robado el demonio; y de que dicha Ramona comulgaba
todos los días porque la vieran, y que lo hacía sin confesarse hacía muchísimo
tiempo. También le dijo dicha Da. Carmen que otras videntes le habían dicho
que habían visto, en sus visiones, negra el alma de Ramona.
Otro vidente destacado es un joven
apellidado Garmendia
de Legazpia. Este insiste en tener de la Virgen el encargo de hacer una capilla.
Su modo de presentarse y de hablar es de una persona que está como idiotizada y
alcoholizada.
Ha sido visto embriagado no pocos veces.
Vino una vez a ver al que suscribe oliendo enormemente a vino, y nada normal.
Otra vez se presentó acompañado de dos catalanes, uno de ellos el Sr. Boada y
contradijo las manifestaciones que había
hecho en la visita anterior.
Josefa Lasa, de Atáun, es otra joven que
dice tener
esas visiones. A los dos días de lo de las heridas de Ramona se presentó en el
tablado con una cinta diciendo que la Sma. Virgen se la había impuesto. Los
hijos de D. Luis
Zulueta, que estaban aquel día en el campo, me dieron testimonio de maniobras
parecidas a lo de las llagas y no se dio importancia alguna al hecho ni la
gente se la dio. Se contradijo con Ramona respecto del lugar en que fue
impuesto a ésta el Rosario y era la que, por voluntad de Ramona, estuvo
constantemente, junto a ella y el Sr. Lete el día de las heridas de esta.
Su párroco no está satisfecho del modo de ser
de ella aunque, su conducta no es de la ligereza de la de Ramona.
Hay además algunas otras personas que
dicen tener esas visiones, singularmente Evarista Galdós y la niña
Benita. Estas dos y Ramona y Josefa fueron a ver al Sr. Obispo a Lappuie el día
19 de diciembre de 1931 llevadas por Da. Carmen Medina. El Sr. Obispo habló con
todas y cada una de ellas y de lo que las oyó y demás circunstancias que en
ellas notó, sacó la impresión cierta de
que se trataba de meras, halucinaciones
(sic) e ilusiones y por eso cuando, a los tres días fue a visitarle el
que suscribe, le ordenó que pusiera en el Boletín un decreto prohibiendo a los
Sacerdotes la asistencia al campo de Ezquioga.
El pueblo acogió con mucho entusiasmo
desde el principio estos sucesos y predicciones y acudió en gran número al
campo a pesar de que se anunciaban para la noche esas visiones, y que en los
días de gran concurso no podrían regresar a su casa hasta las primeras horas de
la madrugada. El espectáculo que ofrecía el pueblo, rezando el Rosario y
cantando himnos, era realmente edificante. Decepcionado porque no se cumplían
las predicciones de los videntes y por lo de Ramona Olazábal y posteriormente por las
conferencias del P. Laburu sobre la entidad natural de estos sucesos en sí mismos
y la ausencia de indicios que prueben su producción en este caso dé un modo sobrenatural, ha
hecho que apenas acuda ya gente culta y sana. Acude todavía gente sencilla o
exaltada inducida en parte por el temor de los castigos que anuncian los vidente para los que no creen en Ezquioga y por las
gestiones que constantemente hacen en favor de estos sucesos y contra las
Autoridades eccas., un francés que allí se ha instalado con un negocio de fotografías, Sr. Rigné; el
dueño del campo Sr.
Echezarreta; un catalán Sr. Boada y durante
este verano, y un ex
religioso, Sr. Burguera, de la
diócesis de Valencia. Vino el primero de julio, con permiso de su Prelado para
cuarenta días. Pidió licencias aquí y según lo dispuesto en la circular del 15
de junio por el Sr. 0bispo respecto de licencias para extradiocesanos en
verano, se le dio para un mes, haciéndole saber que la licencia quedaba sin
efecto si seguía quebrantando la prohibición de ir al campo sobre: la que
el Sr. Cura le había advertido
El Sr. Burguera devolvió
el oficio y ha seguido yendo al campo a pesar de la prohibición; ha
hablado allí; ha
tenido conferencias con las
videntes; ha hecho ver al Sr. Echezarreta
que
puede levantar en su campo lo
que quiera y poner las
imágenes que quiera etc, y
según noticias, se propone publicar un libro en favor de Ezquioga. Este señor
ha contribuido poderosamente a que en
estos últimos meses subiera el concurso.
El que suscribe visitó
expresamente al Sr. Arzobispo de Valencia para rogarle que tomara una providencia
con dicho señor, que ya está en esta diócesis sin licencia alguna, le escribió
después en el mismo sentido y además le hizo nuevamente el mismo ruego por
mediación de D. Carmelo Blay. Pero el Sr. Burguera
sigue en Ezquioga
y en la misma rebelde actitud.
Momentos antes de poner en el correo
este trabajo recibe el que suscribe un oficio del Arzobispado de Valencia con
el encargo de que se haga saber al Sr. Burguera que debe reintegrarse inmediatamente a su
diócesis.
Intervenciones
de la Autoridad diocesana en Ezquioga.
I.-Durante
el primer mes de las llamadas apariciones, fue el que suscribe tres veces a Ezquioga
en plan de observar, y para advertir a los Sres. Curas de Zumárraga y Ezquioga
que guardaran extremada discreción, actitud de observación y que en
manera alguna contribuyeran a hacer creer en la
sobrenaturalidad de aquellos sucesos, pero teniendo cuidado de recoger privadamente los datos
que estimaran convenientes.
2. A mediados de julio de
1931 el que suscribe requirió a Pachi en la forma que se ha indicado en la
precedente relación, en vista de que anunciaba un milagro para fecha próxima y
decía saber el nombre de la persona que había de ser favorecida por la Virgen.
Tendía la diligencia a comprobar la veracidad y buena fe de Pachi en su predicción
y poder probar, en caso de que se realiza se la predicción, que había habido
previo anuncio de ella y de la persona.
3. El 28 de julio publicó esta
Vicaria una nota en la Prensa -con ocasión de otra publicada el día anterior
por una titulada Comisión ecca. en la que se declaraba 1) que no había sido
nombrada Comisión ecca. alguna; 2) que
en Ezquioga,
a pesar de lo
que se decía en el aludido suelto firmado por la titulada Comisión ecca., no
se celebraba en hora alguna acto oficial de culto, el suelto
decía que:
en adelante se celebraría el acto, oficial
(Rosario) a les cinco y media en
lugar de las ocho); 3) que quedaban desautorizadas las postales que
comenzaban a venderse con representaciones que daban
por supuestas la verdad de las
apariciones sobrenaturales en Ezquioga.
4. Al tener noticia el 14 de octubre
que Ramona había escrito a su primo Sac. José Otaegui que la Virgen le
impondría probablemente un Rosario el día siguiente, escribió a este Sacerdote
para que, puesto al habla con los Curas de Zumárraga y Ezquioga, vieran de que
se evitara todo fraude y
nombraran dos personas de toda
confianza que registraran y vigilaran
constantemente :a Ramona, según se ha indicado en la relación.
5. En la mañana del 16 de octubre el
que suscribe, al ser informado la noche
anterior, de
que se
había hecho creer
a la gente que las llagas con que apareció Ramona en el tablado
habían sido causadas sobrenaturalmente, se personó en Ezquioga para hacer de
una manera extraoficial diligencias previas encaminadas a ver si había fundamento bastante para proceder
al examen en forma de aquel primer hecho externo
y tangible que se presentaba en
Ezquioga.
Por lo indicado en la relación sacó el
convencimiento absoluto de la ausencia de todo elemento sobrenatural y de las
causas naturales que le habían producido, y se creyó en el deber de publicar
sin dilación alguna la Prensa, que comenzaba a dar importancia a aquel hecho,
mía nota (V.doc. num. I ).
6.
Sabiendo que Pachi había anunciado públicamente que el día 26 de diciembre
habría de realizarse el gran milagro que
según el decía le había revelado Ntra. Señora, envió el que suscribe al Sr. Fiscal
para que estuviera presente allí dicho día y tomara las declaraciones
pertinentes. Nada ocurrió, y de las declaraciones tomadas por el fiscal, por
escrito, resultó ser cierto que Pachi había dicho a varias personas que la
Virgen le había revelado su aparición pública para ese día -acompañada de San
Miguel montado en un caballo blanco- .El mismo Pachi en su declaración confesó
su equivocación o error y declaró por escrito que la fecha a que la Virgen se
refería, era la del 26 de enero de 1932.
7.
En el Boletín Oficial del Obispado correspondiente al primero de enero se
insertó un "vétitum pro Sacerdotibus accedendi al locum Ezquioga” con la
intención de que su presencia no contribuyera a hacer creer a las gentes en la
sobrenaturalidad de aquellos sucesos. La ocasión próxima de esta publicación
fue la visita que Pachi, primero, y después, cuatro muchachas de las llamadas videntes -y de las que se ha
hecho mérito en la relación- hicieron al
Sr. Obispo en Lappuie
el 19 de diciembre estas últimas, acompañadas por Da. Carmen Medina; y de cuya visita sacó el
Sr. Obispo la impresión cierta de que no
se trataba de nada sobrenatural en estos casos. Así se lo manifestó al que suscribe en la visita que a los pocos
días le: hizo, al darle la orden de publicar dicho VETITUM (V. el doc. Num. 2 ) En
esa misma ocasión leyó el Sr. 0bispo, al que suscribe, una
carta que acababa de recibir de una señora creyente en Ezquioga en la que le
decía que una de las videntes había visto el día anterior
junto a la Virgen al Obispo de Vitoria y que le había dicho que este Prelado creia
en Ezquioga y que había recibido
en Lappuie la visita del
Vicario general y del Duque De Serclaes para disuadirle. Todo era falso. El Sr
Obispo no creía
en Ezquioga, el Duque no había estado en
Lappuie y el Vicario no tenia por qué disuadir de nada en ese
caso al Sr Obispo.
8.
Nuevamente fue delegado el Sr Fiscal para
que estuviera presente y tomara las oportunas declaraciones el día 26 de enero,
día para el que
Pachi por escrito y bajo juramento, había dicho que se aparecería a todos la
Sma. Virgen según su revelación. Nada ocurrió y Pachi declaró otra vez su
engañó y dio a entender que el día de la aparición sería el Sábado Santo.
9. En vista de esto
-y de acuerdo con el Sr. Obispo- el
Vicario que suscribe reunió la Comisión de vigilancia, para ver lo que
procedía hacer en este caso. Fue sentir unánime de la Comisión que -a imitación
de lo que se hizo en el caso de Limpias en donde bastaron unos artículos del P. Urbano para hacer luz sobre el asunto- procedía ilustrar
a los fieles acerca de esos asuntos. Se pensó en el P. Laburu, S.J. medicó
dedicado también a la psiquiatría y que había estado en Ezquioga haciendo
estudios y hasta tenía filmadas algunas películas. De acuerdo con el P. Provincial invitó al P.
Laburu a que diera una conferencia. La dio primero en el Seminario, después dos
veces en San Sebastián.
Se publicaron extractos en los periódicos. El de la Gaceta del Norte, que era el
más completo, fue insertado en el Boletín ( Doc. num 3).
10. Sabedor el que suscribe de que Da. Carmen Medina
protegía a las de Ezquioga la visitó en su domicilio de San Sebastián dos días
en los primeros de febrero. Fue muy bien recibido por ella y le confesó los
desengaños que había recibido respecto de Pachi a quien personalmente había
visitado en Atáun dos días antes del 26 de enero para cerciorarse de si
efectivamente era ese él día señalado por la Virgen para su aparición y ante la
respuesta afirmativa de Pachi Da. Carmen
pidió varias habitaciones en Ezquioga para ese día quedando defraudada con que
ni el propio Pachi se presentó a la hora señalada sino bastante más tarde. La
misma Da. Carmen
hizo saber al que suscribe que Ramona le había robado unas medallas y que la
quiso engañar haciéndole creer que la Virgen le habla dicho que se las había
robado el demonio, a pesar de haberles dicho el Sr. Obispo cuando estuvieron en. Lappuie -como recordaba Da. Carmen-
que era pecado grave atribuir a la Virgen cosas que ellas no les había
dicho. En la misma ocasión declaró
al que suscribe, Da. Carmen lo que se ha dicho en la relación respecto de la
conducta de Ramona
en lo de comulgar por que la
vieran y sin confesarse en muchísimo tiempo.
11.
Cuando se comenzó a hacer el tablado en la campa llamó el Vicario al
dueño del campo Sr. Echezarreta para intimarle,
de parte del Sr
.Obispo, su encargo de
que desistiera de hacer ese tablado que daba carácter espectacular
a esas supuestas visiones. Se negó rotundamente el Sr Echezarreta.
Es de advertir que este mismo Sr. fue anteriormente requerido por el Sr. Obispo
para que moralizara un cine establecido por el en Villafranca y no le atendió y
el Sr Obispo se vio precisado a escribir una carta al Sr. Cura
desautorizándole. El Sr. Echezarreta milita en el
campo integrista y se precia de muy católico.
12. D. Tomas Imaz, de San Sebastián, pidió
licencia al Sr. Obispo para hacer una capilla pública en Ezquioga, y colocar en
el campo de las apariciones dentro de dicha capilla una imagen de la Dolorosa. Le fue denegada
esta autorización
y se publicó esta negativa en el Boletín
del 15 de junio (Doc.
num. 4).
Se
dio también conocimiento oficialmente de esta negativa al Sr .Echezarreta. A
pesar de todo esto -alegando que en su terreno puede hacer un cobertizo-, lo ha
hecho. Ha tenido en ello por asesor al Sr. Burguera.
13. Pachi el de Atáun colocó en
el campo un viacrucis y se dedicaba a dirigir el Viacrucis sin erección alguna.
Fue invitado a quitarlo y lo quitó.
La
AUTORIDAD CIVIL trató, en los primeras días de las supuestas apariciones, de
que la autoridad ecca. prohibiera
aquellas reuniones. A ese efecto se presentó en la Vicaría el entonces
Gobernador de Álava Sr.
Aragón. Se le dijo que no había
hasta entonces motivo alguno que autorizase ese prohibición; que eran posibles
esas manifestaciones de la Sma. Virgen y había que esperar algún tiempo para
formar juicio… que los fieles se reunían allí pacíficamente y no hacían más que
rezar con mucho fervor y devoción. No insistió más.
Posteriormente la Diputación de
Guipúzcoa exigió el impuesto de espectáculos al dueño del campo.
Se ha hablado algo de la intervención
del actual Gobernador de Guipúzcoa; pero no sé
concretamente si la ha habido ni en qué
ha consistido.
Vitoria,
3 de octubre de 1932.
No hay comentarios:
Publicar un comentario